Empieza cerca del clímax
Solo tienes 5 segundos para convertir lo ordinario en extraordinario...
Esperé una hora en el restaurante a mi cita. Estaba lista para irme porque sabía que no iba a venir. De pronto, un camarero dijo: “Señorita, al menos pida postre. No se puede esperar sin comer algo dulce”. Ahí entendí que la vida seguía…
¿Quieres que te siga contando?
Fíjate en una cosa: no necesitas saber qué plato pedí. El detalle clave es el consejo del camarero, porque es emotivo y revelador, ese es el gancho por el que te quedas a leerme con la esperanza de saber qué sucedió después. El resto no importa.
Contar historias no es un arte reservado para los que ganan Oscars, o para a tu abuelo cuando empieza con “en mis tiempos todo esto era campo…”. Todos podemos contar historias (siempre y cuando tengas lengua y cuerdas vocales). Pero aquí viene la verdad incómoda:
La mayoría de las personas aburren a los demás más rápido que una reunión por Zoom un lunes por la mañana. - Ana Mata, zoombadora (animadora de Zoom)
¿Sabes por qué? Porque incluyen TODO. Todo lo que vieron, hicieron y pensaron, como si la audiencia tuviera el interés y la paciencia de un monje tibetano.
La clave, querida contadora de historias en potencia, está en lo que Matthew Dicks llama los “5 segundos” en su libro Storyworthy (que por cierto te recomiendo y no me llevo nada). Los 5 segundos son el “Eureka” emocional, el giro narrativo, la chispa que enciende la conexión con tu audiencia.
El secreto es saber que una historia no es todo lo que pasó, sino ese instante poderoso donde tú o el mundo cambian. Como un buen trueno: breve, impactante e imposible de olvidar. Es rozar el clímax desde el principio, ni más, ni menos. Así que la próxima vez que necesites escribir o contar una historia, busca ese instante. No empieces con el aburrido "era un día normal". ¡Si es normal no me lo cuentes alma de cántaro!. Llévanos directo al giro, al punto donde nos mordemos las uñas por saber cómo terminó.
Nuestro cerebro es perezoso
Nuestro cerebro es perezoso. Funciona con la eficiencia de un funcionario el viernes a las 2 p.m.: procesa solo lo imprescindible.
Un saludo a todos los funcionarios que me leen… upppps
Quiero decir con esto, que tu cabecita necesita conflictos, emociones y giros porque eso lo despierta. Por eso los “5 segundos” son el ADN de tu historia: el instante donde todo cambia.
Si tu historia no tiene ese momento, es como un avión sin despegue: puede ser bonito en tierra, pero nadie va a aplaudir al final. Por cierto, si eres de las personas que aplauden cuando aterriza un avión, recibe todo mi hate ahora mismo.
Imagina cualquier película que hayas visto recientemente y que te haya enganchado o simplemente en alguna que te guste. ¿Te cuentan las tres horas anteriores a que Indiana Jones empezara a correr delante de la roca gigante? No. La película te lleva directa a la acción. Lo mismo pasa con las buenas historias
La mente humana es vaga o como diría mi psicólogo: eficiente (está empeñado en que todo lo enfoque a lo positivo). Tu cerebro quiere algo emocional, transformador, algo que lo despierte y lo haga conectar. Los 5 segundos son el clímax emocional, el “BANG” narrativo. Es el momento que queda grabado en la memoria porque resuena, duele, sorprende o hace reír.
Cuando cuentas tus historias sin identificar ese momento, es como invitar a alguien a un concierto y hacerle escuchar solo las pruebas de sonido.
Cómo encontrar tus 5 segundos
Si es que no me pagan para esto, pero contigo no tengo secretos. Aquí viene lo práctico. Siéntate, coge papel y boli (o tu app de notas favorita) y responde a esto:
¿Qué momento fue un punto de inflexión?
El instante en que tu percepción de algo cambió por completo.Ejemplo: “Cuando me despidieron, mi jefe me dijo ‘esto es lo mejor que te va a pasar este año’. Spoiler: tenía razón.”
¿Qué emoción predominó en esos segundos?
Miedo, vergüenza, felicidad, sorpresa… la emoción da vida a la historia. ¡Larga vida a las emociones! (también lo dice mi psicólogo)Ejemplo: “Iba a entrar a la sala donde me había convocado mi jefe y mis piernas temblaban más que un móvil en vibración. Estaba muerta de miedo, pero lo peor vino después…”
¿Qué frase o gesto encapsula ese momento?
Las mejores historias tienen un detalle clave: una mirada, una frase inesperada, una caída aparatosa.Ejemplo: “Le miré fijamente a los ojos y cerré la puerta de su despacho. El estaba cabizbajo y yo supe que el fin del mundo estaba cerca.”
¿Qué pasó justo antes y después?
No te vayas por las ramas. Crea contexto, pero céntrate en los segundos transformadores.
Si sigues este planteamiento tienes la conexión con tu audiencia garantizada.
Matthew Dicks, además desarrolló un ejercicio que te recomiendo y que yo suelo hacer, llamado “Homework for Life”. Consiste en lo siguiente:
Cada día, busca el momento más interesante, emotivo o revelador que hayas vivido.
Anótalo. No necesitas escribir una novela: dos frases bastan.
Pregúntate: ¿cuáles fueron esos 5 segundos donde algo cambió?
Lo genial de este ejercicio es que te obliga a buscar historias donde nunca creíste que las había. Y, sorpresa, las encuentras y luego las puedes utilizar en charlas, ponencias o simplemente hablando con la parienta. La vida está llena de momentos que ignoramos, esto también me lo dice Gonzalo, mi psicólogo.
¿Quieres más pruebas?
Imagina que te voy a contar mi vida. A partir de aquí, voy a comenzar a hacerlo de dos maneras diferentes y luego me dices la que más te ha enganchado, ¿vale?:
“En mi primer día de trabajo, me levanté nerviosa, me vestí, cogí el metro y llegué a la oficina…”
“En el primer día, mi jefe me dijo: ‘Espero que te guste el caos’. Tres horas después, alguien prendió fuego al microondas.”
Confío en que me lee gente normal a la par que disfuncional como yo, así que la opción ganadora será la 2. Este segundo ejemplo te lleva directo al cambio. No necesitas saber cómo llegué al trabajo. Lo que importa es la frase y el fuego. Boom. Conexión.
No hay más preguntas señoría.
Las emociones: la clave de la conexión.
Los 5 segundos no son solo acción. Son emociones comprimidas.
Mira:
Sorpresa: “Cuando abrí la carta, decía ‘Ganaste’. Pero no era para mí.”
Vergüenza: “El público aplaudía. Yo no me di cuenta de que en ese momento se había desabrochado mi sujetador.”
Revelación: “‘¿Sabes por qué no te ascendieron?’ me dijo. ‘Porque no te valoras tú mismo.’”
Estos momentos funcionan porque te hacen sentir. Y cuando sientes, recuerdas. Así es como las historias se quedan grabadas desde que estábamos en las cavernas. Antes no se contaban el número de mamuts que habían cazado, sino cómo les había aparecido un tigre diente de sable mientras lo hacían…
En tu día a día puedes aplicar esta regla de los 5 segundos en diferentes facetas y formas.
Por ejemplo, no me canso de decirlo en presentaciones a clientes o a público: Empieza con el cambio. Olvida los saludos largos y los agradecimientos aburridos. Deja de hablar de ti, de tu empresa, de nosotros… ¡no me aburras!
“Nuestro producto estaba muerto… hasta que alguien dijo: ‘¿Y si lo regalamos?’”
Te regalo otro ejemplo, que me los quitan de las manos.
“La primera vez que usamos esta estrategia, pasamos de perder clientes a ganar 100 en un mes.”
En tu día a día: cada anécdota tiene un núcleo. Cuenta solo eso y nada más. No acapares la conversación o todos tus amigos se mirarán inquietos pensando que ojalá que acabes pronto de contar esa aventurilla que a nadie le importa.
“Le pedí perdón, y me respondió: ‘No necesito tus disculpas, necesito que cambies.’”
En redes sociales: Las primeras palabras importan más que todo lo demás. Si tu post no empieza con un “5 segundos”, no te va a leer ni tu madre con todo el amor del mundo. El scroll lo devorará.
Son las reglas de la mente. Ya te lo he explicado.
Tus experiencias son historias esperando a ser contadas. Encuentra ese segundo transformador y hazlo el centro de tu narrativa. La gente no conecta con currículums o sacadas de chorra (ves, ya me indigno), conecta con momentos humanos.
Así que ya sabes, las historias no son un cúmulo de hechos, son una serie de momentos que transforman. Y esos momentos siempre caben en 5 segundos.
Nadie quiere escuchar el prólogo. Empieza por el clímax y llévalos de vuelta.. Si lo haces bien, nadie olvidará lo que dijiste.
Ahora dime: ¿cuál fue tu último momento de 5 segundos? 🎯
Para mí fueron los 5 segundos más intensos y eternos de mi vida... pero para ella solo fue un "¿ya está?"
¿te ha gustado la historia? ¿te ha captado toda la intriga y emoción? 😁
No he podido encontrar mis 5 segundos, mi vida es aburrida 🙈 pero tú post me ayudará a reconocer los próximos 5.